¿Cuál es la opinión de Fethullah Gülen acerca de mezclar política y religión?
Politizar la religión es siempre una empresa reduccionista: transforma la relación misteriosa entre la humanidad y lo divino en una ideología. Fethullah Gülen dice: «La religión es la relación entre el ser humano y su Creador. El sentimiento religioso reside en las profundidades del corazón… Si lo conviertes en un repertorio de formas, lo destruyes. Politizar la religión dañará a la religión antes de dañar la vida de un gobierno». Ha dicho también: «La religión se concentra fundamentalmente en los aspectos inmutables de la vida y de la existencia, mientras que los sistemas e ideologías políticas, sociales y económicas, se ocupan tan sólo de ciertos aspectos sociales variables de nuestra vida mundanal».
Tener cuidado de no politizar la religión no significa que una persona religiosa deba ser indiferente a lo que ocurre en la esfera pública, o a la injusticia política o económica. Fethullah Gülen no sostiene que la gente religiosa o espiritual deba mantenerse alejada del ámbito político o dejar de interesarse por la política. Tal recomendación no sería mejor que el quietismo, y es un abandono de las responsabilidades y obligaciones de la ciudadanía y de la participación social. La implicación y defensa políticas no son lo mismo que el partidismo y la lealtad a un partido. La religión puede y debe hablar públicamente sobre temas políticos que afectan a la dignidad y el bienestar humanos, sobre la gestión del medio ambiente, la justicia social y la paz. Las personas realmente religiosas que se implican de manera responsable en su comunidad no son votantes monotemáticos o fieles a un solo partido. No están interesados en dividir sino en construir comunidades y sociedades.
Fethullah Gülen sostiene que la religión está muy por encima de la política, y la concibe como una fuente de moralidad y de ética, que son relevantes para hacer una política responsable y que no entran en conflicto con ella. No quiere que la religión se convierta en una herramienta de la política porque cuando la política falla y se tuerce, la gente podría culpar a la religión. No quiere que las aspiraciones políticas manchen la religión o que su potencial de corrupción la degrade.
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