¿Cómo se enfrentan los proteccionistas en Turquía a las iniciativas y servicios de la sociedad civil?

Fethullah Gülen

Los grupos proteccionistas recelan de llegar a perder el control directo del poder y sus intereses creados corporativos dentro del sistema, por ello dirigen su agresividad contra Hizmet, para así reparar al menos en parte esa pérdida a ojos de la población en general y de sus seguidores. Lo hacen para mostrar que siguen siendo los amos y dueños de todo en Turquía. Creen que pensar y actuar de esta forma es una prerrogativa suya. Por consiguiente, no respetan ni reconocen a ningún otro que tenga éxito e influencia en el ámbito público turco, o que influya en la mentalidad y actitudes de la gente y les guíe.

Los grupos proteccionistas tienen un interés común en mantener el sistema lo más cerrado posible. Reaccionan de forma previsible aferrándose a su posición dentro del sistema y oponiéndose a las iniciativas y proyectos alternativos. Beneficiándose de la imprecisión legal y de las cohortes que han formado e instalado en el seno de la judicatura y del ejército, se movilizan en contra de la sociedad civil y de la consolidación de la democracia constitucional y participativa. Contemplan las libertades, derechos e ideas alternativas que surgen de la sociedad civil al margen de sus camarillas y clubs, como algo excesivo, innecesario, y como una amenaza al sistema. Bajo el disfraz de la salvaguardia del laicismo y del sistema, intentan continuamente reducir todo lo generado en la sociedad civil a luchas políticas internas, amenazas o manipulación.

Como resultado de todo esto, cuando la consideración y el respeto mutuos se pierden, sus sentimientos agresivos salen a flote y son redirigidos hacia su «adversario». Los grupos proteccionistas, que están en decadencia dentro del sistema político y han perdido la estima de la inmensa mayoría de la población a la que desprecian, demostraron claramente en las elecciones presidenciales de 2007, en los debates que se produjeron y también en el proceso de la reforma constitucional y sus enmiendas, que comparten un interés común en mantener el sistema lo más cerrado posible. Su reacción natural consiste en aferrarse a su posición dentro del sistema oponiéndose a los resultados que se pretendían. Su movilización se dirige contra la sociedad civil, en este caso contra Hizmet. Siempre que pueden, imponen restricciones selectivas y exclusivistas en la aplicación de los criterios que rigen los proyectos y servicios de un movimiento social.

Algunos ejemplos de las restricciones selectivas y exclusivistas que impusieron incluyen la imposición de la escolarización mixta, incluso en los centros privados; bloquear el acceso a determinados departamentos de enseñanza superior a los graduados de escuelas de formación profesional, en especial a los de las escuelas del Imam Hatip (de formación religiosa); excluir a mujeres cualificadas que lleven pañuelo de las instituciones estatales y públicas y de todo el ámbito público; poner en la lista negra y boicotear a empresas privadas gestionadas por hombres de negocios vinculados a comunidades religiosas; poner en la lista negra a ciertos periódicos y periodistas; y el despido de personal militar y judicial que parezca no apoyar la ideología proteccionista, y proteger a sus seguidores de posibles acciones legales.