La escuela y el maestro

Una escuela puede ser considerada como un laboratorio que ofrece un elíxir que previene y alivia las enfermedades de la vida. Aquellos que tienen el conocimiento y la sabiduría para prepararlo y administrarlo son los maestros. Una escuela es un lugar de aprendizaje acerca de todas las cosas relacionadas con esta vida y la siguiente. Puede ser difundida esta luz en ideas y acontecimientos vitales y puede permitir a sus estudiantes entender su entorno social y natural. En esencia una escuela es una especie de lugar de veneración en donde «la gente sagrada» son los maestros. Los verdaderos maestros siembran la semilla de la pureza y la preservan. Ellos ocupan su tiempo con lo que es bueno, saludable y guían a los niños en sus vidas y en los eventos que se encuentren a lo largo de ésta.

Educación es diferente de enseñanza, la mayoría de la gente puede enseñar, pero sólo unos pocos pueden educar. La mejor manera de dotar a una persona con buenos valores es con una educación religiosa.

La paciencia es de gran importancia en la educación. Educar a la gente no sólo es lo más sagrado, sino la más difícil tarea en la vida. Además de dar ejemplo, los maestros deben ser pacientes para obtener el resultado deseado. Deben conocer a sus estudiantes muy bien y dirigir su inteligencia, sus corazones, espíritus y sentimientos. La mejor forma de educar a la gente es enseñarle una preocupación especial por cada individuo, no olvidando que cada individuo es un «mundo» diferente.