¿Piensa que la actual situación internacional plantea un peligro con respecto a las relaciones entre los seguidores de diferentes creencias?

Siempre ha habido grupos marginales en casi cada nación que han unido sus vidas a la violencia, la furia, el rencor y el odio. Son aquellos no pueden pensar más que en la hostilidad, y que han emprendido junto con la discordia una batalla contra los conceptos como el «entendimiento», el «diálogo», el «amor», «aceptar a cada uno dentro del marco de sus circunstancias» o «un mundo sin conflictos».

Ellos han destruido temporalmente los caminos que llevan al diálogo y la paz reinstaurando causas para los conflictos de tiempos pasados. Sin embargo, creo y espero que los días venideros sean más felices, más relajados y radiantes que en el pasado. Los intentos de diálogo han comenzado a dar sus frutos, haciendo que el Islam, el Cristianismo y el Judaísmo vayan en ocasiones juntos de la mano; estas religiones por algunas razones no pudieron hallarse ni reunirse sinceramente en el pasado, aunque procedan de la misma fuente, compartiendo los mismos preceptos básicos. Estas actividades de diálogo se han desarrollado también incluyendo a las antiguas creencias hindúes y chinas. Imagino que el diálogo se hará un proceso inevitable en nuestro mundo, el cual se asemeja ahora a una aldea global, y que los seguidores de las diferentes religiones encontrarán seguramente modos de llegar a un acuerdo y a la cooperación en un futuro mañana, si no es hoy en día posible. Personalmente creo que la humanidad experimentará una primavera por vez última, la cual se elevará en el amor, la piedad, el diálogo, en aceptar a los demás bajo sus circunstancias, en el respeto mutuo, la verdad y la justicia. Creo en ello porque la verdadera esencia del mundo consiste en la bondad, la belleza, la honestidad y las virtudes. Pase lo que pase, el mundo llegará a esta meta tarde o temprano, y ningún poder puede prevenir esto.