Si Hizmet no está centralizado ni es autoritario, ¿cómo consigue su cohesión?
La participación en los servicios adopta formas relativamente estables y duraderas. Los individuos vienen y van y se reemplazan unos a otros pero los proyectos se mantienen y prosiguen. Las necesidades individuales y los objetivos colectivos no son mutuamente excluyentes sino una misma cosa, y en la vida diaria coinciden y se entrelazan íntimamente con la actividad del Movimiento. De esta forma, el Movimiento se convierte en un vehículo, un medio por el cual la gente puede transformar su potencial latente en una actividad colectiva visible. La participación en los servicios centrados en una meta específica y la tangibilidad de los resultados crean y fortalecen la solidaridad. Los aspectos exteriormente visibles de la movilización, así como su celeridad, extensión y éxito, reflejan la solidaridad interna de los participantes.
La cohesión social en el Movimiento es de carácter cultural. Hasta cierto punto, la solidaridad del grupo es inseparable de la búsqueda personal y de la necesidad afectiva y de comunicación que los participantes en una red experimentan diariamente. Sin embargo, esto se considera como algo secundario respecto al propósito fundamental, y no es en sí mismo una meta; más bien, es algo que acompaña a la acción de forma natural, como resultado de las experiencias y recuerdos adquiridos, y que se mantiene gracias al esfuerzo por realizar los proyectos colectivos.
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