¿Qué provoca la hostilidad hacia el Movimiento?
El éxito de movilización del Movimiento ha provocado una considerable hostilidad en algunos ámbitos. Dejando a un lado la envidia, que es simplemente una cuestión psicológica, existen algunos factores políticos, ideológicos y financieros que motivan esta hostilidad. En primer lugar, cualquier movilización colectiva —no sólo o en particular Hizmet— que no haya sido iniciada por los grupos proteccionistas en el seno de la clase dirigente es vista con desaprobación por esa clase; la clase dirigente tiende a considerar cualquier acción colectiva independiente como una amenaza potencial contra ella. Si una movilización colectiva independiente demuestra su eficacia y tiene éxito, la clase dirigente se moviliza en su contra porque la movilización ocupa un territorio que los grupos con intereses creados en el seno de la clase dirigente necesitan monopolizar para sus propios fines. Los miembros de la clase dirigente trabajan para impedir o limitar la acción de la movilización cívica, para poder seguir con sus proyectos y planes y mantener su control sobre las cuotas de poder.
Además, la movilización de Hizmet usa códigos y tradiciones culturales que los grupos proteccionistas dentro de la clase dirigente turca quieren suprimir. La elite laica militante prefiere presentar al Islam y a los musulmanes ante el público como radicales y atrasados, pero el discurso y la acción de Gülen y Hizmet no permiten que la elite consiga perpetuar dicha imagen negativa del Islam y de los musulmanes en el espacio público. Asimismo, Hizmet ha conseguido educar a un gran número de gente ajena a la elite establecida, enseñándoles idiomas y concediéndoles becas para estudiar en el extranjero. Esto también provoca que la clase dirigente se sienta amenazada porque teme perder el control del país y de sus recursos. Estos factores explican por qué han decidido atacar, precisa y abiertamente, al propio Gülen y al Movimiento. Han centrado su ataque en ellos como una cortina de humo para distraer a la atención pública —y al escrutinio legal— de sus planes financieros e ideológicos.
A pesar de la hostilidad de la clase dirigente, los proyectos y actividades del Movimiento han conseguido educar y formar a muchos miles de personas. Hizmet ha brindado a la gente una orientación y una guía moral que les convierte en ciudadanos ordenados y respetuosos de la ley, ha hecho un esfuerzo que ha mejorado y modernizado la sociedad, y ha ampliado el campo de las oportunidades. Al tiempo que hacía todo esto, el Movimiento ha evitado sistemáticamente las acciones contenciosas o de confrontación, para que su labor reforzase el orden público y la cohesión social, y para que no fuera usado o interpretado como una amenaza al poder o a la autoridad del estado y sus instituciones.
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