¿Por qué hay gente, sobre todo en Turquía, que se opone al Movimiento?
Para aquellos que han explotado y usurpado la riqueza y los recursos de Turquía durante años, el altruismo de los que han sido educados en el Movimiento es un desafío a su forma de pensar. Ha trastornado por completo su lógica, porque ven que mientras que ellos tratan de arrebatar ilegalmente dinero y recursos al estado y de los bolsillos de la gente, otros han empezado a crear formas de conducta distintas y a generar modelos alternativos. Esto presenta un desafío simbólico a la usual y común racionalidad calculadora, a las rutinas burocráticas establecidas, y a las relaciones entre medios y fines. El desafío surge de la naturaleza gratuita de la «oferta» y de la franqueza del compromiso personal. Estos dos aspectos demuestran que compartir con los demás no puede ser reducido a la lógica instrumental. En esencia, el Movimiento hace que la gente se de cuenta de las limitaciones del poder del sistema sobre las personas y los acontecimientos. Pone en entredicho el dominio que el sistema tiene sobre nosotros y nos invita a asumir mayor responsabilidad sobre aquello que elegimos y hacemos. Al hacerlo, se convierte en un componente vital de la renovación de la sociedad civil y del fortalecimiento de la cohesión social. Es precisamente por estas razones por las que los intereses creados se movilizan en su contra.
El Movimiento consiguió superar la crisis del Proceso 28 de Febrero sin caer en la negatividad, en contramedidas o en medios conflictivos o coercitivos. La oposición de ciertos grupos ideológicos de intereses en el seno de la clase dirigente de Turquía se dirige contra cualquier actor colectivo que ellos perciban como peligroso para sus planes e intereses creados; sin embargo, existen razones particulares que explican por qué esos intereses creados movilizaron sus esfuerzos especialmente contra Hizmet.
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