Gülen, la mayor red islámica del mundo
Desde Kenia a Kazajistán, una nueva red islámica está atrayendo a millones de seguidores... y miles de millones de dólares.
Inspirado por un poco conocido imán turco, el movimiento Gülen está vinculado a más de 1.000 escuelas en 130 países, así como a centros de estudios, periódicos, televisión, estaciones de radio, universidades e, incluso, un banco.
La enorme red no tiene parangón. No tiene estructura formal, ni organización visible ni miembros oficiales.
Sus seguidores dicen que, simplemente, trabajan juntos, en una especie de afiliación laxa inspirada por mensaje del líder carismático Fethullah Gülen, quien promueve un islamismo de tolerancia que enfatiza el altruismo, el trabajo duro y la educación.
Los empresarios turcos se sienten atraídos por lo que ven como su perspectiva internacional y su enfoque pragmático de asuntos como la utilización del crédito.
Millones
En la Turquía de hoy, se cree que tiene quizás unos 10 millones de seguidores. Un reciente estudio indica que muchos dan entre un 5 y un 20% de sus ingresos a grupos afiliados al movimiento.
Los críticos afirman que su objetivo es acumular poder, propagar actitudes islámicas socialmente conservadoras en asuntos tales como el matrimonio y el alcohol en todo el mundo, y suprimir cualquier tipo de oposición.
El año pasado, tres de sus más prominentes críticos fueron encarcelados en Turquía, desatando críticas en el sentido de que se ha convertido en una fuerza de control siniestra en su tierra natal.
Los críticos de Gülen señalan un video que vio la luz en 1999, en el cual, aquél parece decirles a sus seguidores que deben intentar infiltrarse en las principales estructuras:
"Deben moverse dentro de las arterias del sistema, sin que nadie note su existencia, hasta que lleguen a los centros de poder.
Deben esperar hasta el momento en que hayan acumulado todo el poder del Estado, hasta que hayan puesto de su lado todo el poder de la institución constitucional de Turquía".
Al año siguiente, Gülen enfrentó cargos de tratar de socavar el Estado secular de Turquía.
El imán se marchó a Estados Unidos, aduciendo que la grabación había sido manipulada. Más tarde, fue absuelto de todos los cargos.
Hoy, a los 70 años, Gülen vive una vida de recluso en alguna parte de Pensilvania.
Ha exhortado a sus seguidores a construir escuelas en vez de mezquitas y alienta la interacción con gente de otras religiones a través de sociedades para el diálogo.
Movilidad social
Las escuelas del movimiento normalmente hacen alarde de instalaciones de alta tecnología, y muchos estudiantes tienen becas fundadas por empresarios que siguen a Gülen.
Aunque las escuelas sean laicas, se espera que los profesores actúen como modelos. El tabaco, el alcohol y el divorcio son despreciados.
Fatma Disli se enteró del movimiento -que ella prefiere llamar "Hizmet" ("servicio" en turco)- en una escuela fundada para ayudar a los estudiantes a aprobar las pruebas de admisión a la universidad.
"La gente que conocí a través de Hizmet era muy trabajadora, gente virtuosa que practicaba su religión, pero, al mismo tiempo, tenía trabajos importantes.
"Me di cuenta de que era posible ser religioso y tener una carrera."
Los seguidores de Gülen argumentan que el movimiento también jugó un papel en el crecimiento de la economía turca aumentando las exportaciones.
Serdarj Yesilyurt, de la Federación de Empresarios e Industrialistas de Turquía, dice que el 95% de sus miembros son seguidores de Gülen.
"Gülen propuso algunos valores internacionales que ayudaron a derribar las barreras mentales en lo que respecta al comercio exterior, y contribuyeron a que la gente piense las cosas en grande".
La combinación de filantropía y negocios ha tenido mucha fuerza, dice, y que las escuelas inspiradas por Gülen apoyan y facilitan el camino de los empresarios turcos en mercados emergentes como África y Asia Central.
Amenaza a la libertad de prensa
Sin embargo, un grupo de medios de comunicación administrado por los seguidores de Gülen, que incluye periódicos, televisión, estaciones de radio y una agencia de noticias, ha sido criticado por estar demasiado cerca del partido gobernante de raíz islámica.
Se afirma que los miembros del movimiento dominan parte de la policía y la judicatura.
El año pasado, un jefe de policía que escribió un libro sobre el tema fue encarcelado.
A principios de este año, dos periodistas de investigación turcos, Ahmet Sik y Nedim Sener, fueron arrestados tras investigar asuntos similares.
Cuando Sik fue arrestado, gritó: "Quien los toca, se quema". Los tres hombres continúan encarcelados.
Los cargos en su contra tienen relación con una presunta intriga de extremistas de derecha, laicos de línea dura y generales de ejército para derrocar al gobierno.
El activista de la libertad de prensa Ferai Tinch dice que muchos periodistas en Turquía creen que pueden correr la misma suerte si critican al movimiento.
"El encarcelamiento de periodistas es la punta del iceberg. Nadie se atreve a escribir directamente contra el movimiento Gülen".
El movimiento insiste en que no tiene nada que ver con los arrestos.
"Es ilógico pensar que los seguidores de Gülen están involucrados (en encarcelamientos a críticos)", afirma Cemal Usak, de la Fundación de Escritores y Periodistas vinculados a Gülen.
"Ése sería el peor daño posible que hacerle a nuestro movimiento. Los que piensan eso deben estar locos".
El único asunto en que parecen concordar seguidores y críticos del movimiento es en que éste tiene un enorme poder en Turquía.
Y su expansión global no da señales de detenerse.
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