En nuestra época estamos constantemente expuestos a un flujo de información. ¿Cuál ha de ser nuestra actitud frente a ideas como el positivismo y el racionalismo, que son aceptadas como fuentes de información primarias en Occidente? ¿Hasta que punto refle
Mucho se ha dicho en relación al asunto de las fuentes de información. Determinadas personas que han opinado al respecto a veces han estado limitadas por su conocimiento y su fe, y por ello han exteriorizado diferentes opiniones.
De acuerdo con la perspectiva islámica, existen tres tipos de fuentes de información:
El conocimiento obtenido a través de los cinco sentidos o en relación con los mismos. En estos se hallan incluidos los sentidos de la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto. Por ejemplo, algo que se ve está ahí, y algo que se siente por medio del tacto, existe.
Según la tendencia que acepta sólo esta fuente de información, nada más allá de la percepción de los sentidos puede estar sujeto al conocimiento. Esta tendencia positivista ha perdido su influencia en las recientes décadas; sin embargo, fue muy popular en los primeros años del siglo XX.
La segunda fuente de información es la mente. Cuando «la mente» es citada como una entidad imparcial elaboradora de decisiones, capaz de evaluar temas en su forma depurada, la aptitud para pronunciar una decisión objetiva se halla implícita. La importancia de una mente no degenerada, imparcial, no oprimida, y funcional es innegable para la información. En el mundo moderno, el racionalismo es el representante de esta tendencia. Desde el momento en que surgió, el Racionalismo siempre ha defendido «la mente» como la única fuente de información. Sin embargo, incluso el racionalismo no es suficiente para alcanzar el verdadero conocimiento.
Otra fuente de información es la «narración auténtica». El relato auténtico debe ser entendido de dos formas. En primer lugar, es el conocimiento que ha sido transmitido por un cierto número de diferentes personas y aceptado como verdadero. Por ejemplo, una narración acerca de un continente o país en el cual nunca se ha estado es un relato auténtico. Para ilustrarlo de mejor manera, para una persona que nunca ha visitado los continentes de Australia y América, ninguna información precisa o de primera mano obtenida es de este tipo. Es posible que no hayamos visitado o visto estos lugares, no obstante millones de personas viven en dichos continentes y cientos de miles de personas los visitan cada año. La información recogida es tan poderosa y digna de confianza que ninguno que no haya visto estos lugares puede dudar de su existencia.
En segundo lugar, el relato auténtico también puede ser considerado como un símil de «La Revelación Divina». En otras palabras, éste podría consistir en los Libros Divinos revelados a los mensajeros por Dios Omnipotente, donde las revelaciones fueron transmitidas por el Arcángel Gabriel.
Para descubrir las maravillas del universo y alcanzar un mejor y más preciso conocimiento con nuestros cinco sentidos y nuestra mente, debemos establecer evaluaciones bajo la luz y la sabiduría de las revelaciones Divinas. Solo cuando obremos bajo estos principios, la ciencia será capaz de ejecutar su tarea de producción del fruto como debe ser.
Los seres humanos son incapaces de ver y escuchar todo lo que existe, y de esta manera, no son capaces de conocer todo lo existente. La mente no puede comprender todo lo que existe. Hay muchas cosas que existen pero que no son percibidas por nuestros sentidos o comprendidas por nuestras mentes, o incluso si las entiende, no pueden ser percibidas o asimiladas. Por lo tanto, el ser humano sólo puede aprender estos hechos por medio de las enseñanzas de un Ser Divino cuyo conocimiento, poder y voluntad lo circunda todo. Tan sólo podemos aprender las cosas que Él sabe teniendo en cuenta lo que Él nos enseña en Sus Libros Divinos; de este modo nos convertimos en eruditos de dichas cuestiones.
Si no se realizara de tal modo, son inevitables las interpretaciones incorrectas o falsificaciones parciales de los Libros Divinos. Además, si sólo los sentidos y la experiencia fueran la base de la información, entonces alguien estaría obligado a decir «No creo en nada más que lo que veo o escucho…» Esto es equivalente a sublevarse contra todo lo que la mente postula. En efecto, si la información sensorial se toma como la base del conocimiento, entonces la gente será obligada a buscar la compatibilidad entre su conocimiento deductivo y el universo creado por Dios Omnipotente. En tal sistema, cualquier hecho reconocido en sus teoremas sería cierto, cualquier otro sería falso. Sin embargo, como Dios indica en el Corán: No hemos tomado a los seres humanos como testigos de la creación de los Cielos y de la Tierra (18:51). Cuando la Revelación Divina no es tomada en cuenta, toda explicación no es más que un teorema o una suposición.
Desafortunadamente, ya que sólo los dos primeros tipos de fuentes fueron aceptados, muchas Revelaciones Divinas fueron rechazadas. Con el progreso de la ciencia, su validez ha sido una vez más puesta a prueba. Por ejemplo, las etapas de un embrión dentro del vientre materno han sido bien determinadas. Cuando se le preguntó sobre estos versículos a Omar Jayyam, un ferviente racionalista, su respuesta fue opinar en contra de la verdad coránica diciendo que los versículos no tenían un significado literal. Algunos otros sabios pensaron que una persona puede tener fe en la resurrección, como algo que no puede ser comprendido por la mente; sin embargo, Said Nursi la ha explicado con una simple analogía. La resurrección es como la primavera que sigue al invierno. Nosotros no tenemos ningún conocimiento sensorial actual de que esto pasará, sabemos de la observación y del razonamiento que la primavera vendrá. Ya que ciertas personas sólo confían en los dos tipos de fuentes, tienen que tergiversar lo que leen en el Libro Divino, incluso los pilares principales de la fe. Por ejemplo, por medio de la influencia de la filosofía, Farabi e Ibn al-Rush, aun cuando fueron genios en su época, consideraron las Revelaciones Divinas y la obra de los profetas como conceptos realizados por el hombre.
Otros pensaban que los filósofos se encontraban por encima de los Mensajeros de Dios. El Omnisapiente Dios era consciente de cómo los Mensajeros llevarían a cabo sus obligaciones de transmitir extraordinariamente el mensaje, de un modo superior. Esta es la razón de por qué les fue concedida la Misión Profética por anticipado, a pesar de que los filósofos no pudieron ver este fino matiz. Por otra parte, puede concluirse que los filósofos tan sólo transmiten lo que Aristóteles había dicho anteriormente de acuerdo a su época.
Si el Mundo Islámico es considerado como un todo, un mundo en conjunto, puede apreciarse que no todos cayeron en dichas trampas. Zahrawi, Ali Kuschu, Yalaladdin Dawwani, Gelenbevi y muchos otros, no lo hicieron; fueron muy religiosos e influyentes en sus tiempos. Gente como Molla Husrey y Harami, con su trabajo científico lideraron sus áreas de estudio durante muchos siglos. Incluso en Occidente, fueron capaces de conservar su fe sin experimentar ningún conflicto y vivieron su vida como religiosos y gente piadosa.
Para concluir, sería apropiado decir que todas las fuentes de información deben ser tratadas a la vez, si de una de estas se ha de conseguir un resultado final. Discriminar estas fuentes de información y tomarlas discretamente causará dificultades a la humanidad. Estas mismas artimañas y escollos continuarán acaeciendo si los mismos errores se repiten. La humanidad tendrá que reconocer como «verdadero» aquello que había señalado como «falso» antes. Sin embargo, emplear las Revelaciones Divinas como los fundamentos del conocimiento, y envolverlos y construirlos con la información obtenida de los sentidos y de la mente es el único camino que nos llevará a una dirección verdadera.
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