¿Debería ser el Estado un objetivo para los musulmanes?
¿Qué diría usted acerca de lo que comunicó en esas cintas de grabación?
Lo que dije en aquellas cintas de grabación ha sido adulterado para crear algo totalmente diferente a lo que dije, se emitieron en la pequeña pantalla después de que hubieran realizado añadidos y eliminaciones a mis palabras, pareciendo decir cosas que nunca pretendí decir. Por ejemplo, dije en una de aquellas cintas que « No puedes decir algo como "la maldición de Dios recaiga sobre el CHP (el Partido Republicano del Pueblo)"». Ellos suprimieron la primera parte en la que se dice « no puedes decir... », para sólo mostrar la segunda parte, tergiversándolo por completo.
Algunas palabras y términos que empleé fueron o malinterpretadas o deliberadamente deformadas. Por ejemplo, hablé acerca de «ventas de mamelek», que fue mencionado en los medios de comunicación como «la venta del memleket (memleket significa en turco «patria o tierra natal de alguien»). Mamelek, en cambio, significa «la propiedad o efectos personales de un individuo». Todas las reclamaciones y acusaciones estaban basadas en tal tergiversación de mis palabras.
Además, en aquel entonces lamentablemente había una clase dirigente corrupta en Turquía— aunque tan sólo fuera de manera parcial— lo cual ha sido reconocido por todos y esclarecido durante los últimos años. Había gente cuyos intereses, ascensos, y su futuro se sustentaban en la continuación de este sistema corrupto. Aquellos que cometieron tal perversidad, como el soborno y el cohecho, no quisieron tener a su lado a los que rechazaron participar en tales actos, considerándolo como un pecado. No podían tolerar tener en ciertas posiciones de importancia a honestos, justos y religiosos directores o funcionarios de moral recta. Ante todo esto, en el caso de que hubiese querido tener situado a honestos funcionarios en las oficinas de gobierno, esto debería haber sido interpretado como un deber, una obligación para mí, y no solamente un derecho civil. Mis palabras deberían haber sido bien recibidas desde esta perspectiva, no con el prejuicio con el que fueron tratadas. (Nota del Traductor: en algunas cintas grabadas que fueron emitidas en los medios de comunicación en 1999, Fethullah Gülen aconsejó a su audiencia que se mantuvieran en sus puestos de las oficinas gubernamentales, como honestos y justos funcionarios. Estas palabras fueron alteradas para insinuar que Gülen manejaba los hilos de una organización secreta con intenciones de asumir el poder del Estado)
La teoría que expone que el Estado es el objetivo último de la religión ha sido discutida reiteradamente, y todavía lo sigue siendo. A principios de los años noventa usted dijo que el 95 % de los preceptos Islámicos están relacionados con el individuo, siendo tan solo el 5% restante el que guarda relación con el Estado. ¿Qué supone este tanto por ciento si la religión debe ser vivida perfectamente? ¿Debería ser el Estado un objetivo para un musulmán?
Aquello que hace referencia al 95 % de los preceptos islámicos pertenece a Bediüzzaman Said Nursi. Soy también de la opinión que la gente puede vivir el 95 %, o tal vez el 97 % de su religión sin originar preocupación alguna, siempre y cuando el marco esbozado por la democracia sea preservado y los campos de actividad no hayan sido constreñidos por tales aspectos del «dominio público». Cuando se aborda el 3-5 % restante, algunos dicen, «la Religión es un asunto de conciencia», algo con lo que no puedo estar de acuerdo.
La religión no se ciñe tan sólo a asuntos relacionados con la conciencia, ya que la religión tiene un papel importante en ciertos momentos en la vida social, así como en la administración. Sin embargo, estas cuestiones tienen diversos aspectos históricos y características. Por ejemplo, no hay ningún modelo particular para el procedimiento de elección o el sistema de administración. Cuando examinamos el desarrollo histórico del sistema islámico de gobierno, Abu Bakr fue elegido por el público pero Omar fue elegido después de que fuera designado por Abu Bakr. Uthman fue votado después de que Omar indicara el grupo de ashara al-mubashshara (diez personas a las que se les habían dado buenas nuevas para el Paraíso), una de los cuales era Uthman. Había cierta oposición a la elección de Ali y otra administración fue instituida en Damasco con una oportunidad que fue propicia para Muawiya. Durante el reinado de los Omeya, esta norma comenzó a ser transmitida de padres a hijos, una práctica que continuaron practicando los otomanos. Todo esto demuestra que la religión tiene ciertas prescripciones con una metodología definida y estas nunca han sido modificadas. Apartarse de todo esto es entrar en un territorio de verdades relativas que están abiertas a interpretación (ijtihad) e deducción crítica (istinbat), de modo que las condiciones y las necesidades del momento deberían ser debidamente evaluadas.
¿Por qué piensa usted que la máxima «La soberanía pertenece a la nación» conduce al conflicto y la controversia?
Unos pueden considerar este dicho como una alternativa a la Divina Soberanía. Pero cuando fue expresado por primera vez en el Parlamento como «la Soberanía pertenece a la nación incondicionalmente», gente como Tahiru'l Mevlevi, Mehmet Akif, Hasan Basri Cantay estaban allí; ellos no se opusieron a esta declaración.
Este significa que no fue percibido entonces como una alternativa —para la Divina Soberanía—, o que tenían otras cosas en mente. Quizás, entendieron este refrán como una alternativa al régimen monárquico. Concibieron el nuevo estado como un sistema republicano donde el gobierno fue seleccionado por el pueblo, en gran medida como en los tiempos de Abu Bakr. Si el estado hubiese sido visto como una alternativa a la Soberanía de Dios y si ellos hubieran permanecido silenciosos ante esto, entonces habrían sido como «diablos, mudos ante la injusticia». Sin embargo, había gente con enorme fe entre ellos que no habrían permanecido silenciosos. Si examinamos el asunto, circunscrito a este contexto, no existe ningún problema.
Pero algunas personas llegan a los extremos cuando esto concierne al secularismo. Ellos interpretan laicidad de un modo diferente. Más que una separación de religión y Estado, su acercamiento es más bien siguiendo las pautas de Descartes, quién dibujó una línea divisoria entre ciencia y religión para impedir «violaciones territoriales». El problema no es unilateral, diferentes fuentes lo alimentan.
¿Qué pensó usted cuándo vio al General Ilhami Erdil en el tribunal como acusado, afrontando al juez?
No sería conveniente comentar acerca de un caso que se desarrolla todavía en los tribunales, por lo que me gustaría contestar su pregunta desde un ángulo diferente. Hay dos cuestiones que deberían ser realizadas con la máxima precaución, pero sin confusión alguna: primero, la aplicación de la justicia y segundo, el aspecto humano de la persona enjuiciada. Acerca de lo que usted preguntó, un esfuerzo supremo se dedicó para alcanzar la justicia y esto es así porque hay un interés y una confianza enormes en el ejército de nuestra nación, más que en ninguna otra. Estudios y encuestas anteriores mostraron que las Fuerzas Armadas Turcas se encuentran en un elevado nivel en cuanto a fiabilidad y confianza se refiere. Cuando se alzan indecorosas palabras contra tal institución, es importante para esta institución que ponga en práctica métodos para reivindicar su distinción, impidiéndose así que se menoscabe su valía.
Por lo tanto, la sensibilidad de los generales del Estado Mayor sobre esta cuestión fue una actitud necesaria, apropiada. En cuanto al lado humano, nunca he aprobado actitudes humillantes o hirientes hacia una persona caída en desgracia sea un general o una persona común y corriente.
¿Y cuando usted observa el caso desde la perspectiva de aquellos que fueron perjudicados como consecuencia de dichos delitos?
Incluso desde esa perspectiva, estas dos cuestiones no deberían ser confundidas. Es suficiente cuando se ha obtenido justicia. Una vez, estaba en cierto lugar junto a uno de nuestros funcionarios estatales el cual desempeñaba un papel muy importante allí. La gente me mostró cierto interés en dicho lugar, por lo que este funcionario se molesto, realizando a continuación algunas cosas que no debería haber hecho, motivado por como se sintió en aquel momento. Fue triste lo que me hizo, todo por algo que estaba fuera de mi control. Más tarde, esta persona se topó con el desastre y fue detenido en condiciones muy embarazosas, apareciendo en los medios de comunicación. Me compadecí de él. Lo que él me hizo es diferente, el procesamiento a aquella gente que sirvió en altas puestos del Estado deshonrándolos es otra cosa. Deseo que pudiera haber otro método que evitará tal humillación a aquellos que una vez sirvieron en la vanguardia de la nación; las actitudes que pueden molestar a gente honorable deberían ser evitadas.
¿No piensa usted que esto sería un trato de favor?
Si Turquía es un país de ley, entonces cada uno debería ser tratado iguales condiciones. Pero algunas personas se convierten en alguien mucho más que un individuo corriente debido a sus importantes puestos y a lo que ellos representan. Si se percibe a esta gente como criminales ordinarios, el modo en que son tratados podría rebasar los límites. Esto puede dar lugar a acontecimientos como los anteriores, levantando todas las sospechas; esta es una especie de convicción, al menos a nivel psicológico. La gente puede comenzar a pensar, «Esta persona está detenida, pero hay probablemente muchos otros los cuales han cometido el mismo delito sin ser atrapados; hay malhechores en esta institución». Gente incluso inocente que no está implicada en ningún tipo de corrupción podría ser objeto de sospechas infundadas. En resumen, la justicia absoluta debe ser aplicada, pero hay ciertas condiciones particulares que no pueden ser desatendidas.
Me gustaría insistirle para que me diera una respuesta en cuanto a lo que usted realmente pensó cuando vio al general Erdil en el tribunal...
Mi corazón se estremeció, se hizo un puño cuando vi al general, a su esposa y a su hija, que se sentaban como acusados delante de las cámaras de televisión. La gente en la institución de la cual él se retiró (las Fuerzas Armadas) es muy sensible acerca de su reputación.
Aquellos que hacen público ahora su humillación nunca se equivocaron al mostrar respeto y reverencia a esta misma gente cuando estaban en el servicio; quizás hasta conocían acerca de estos delitos, pero no se atrevieron a revelarlos. No es correcto empezar a mostrar en nuestras pantallas de televisión sus vidas privadas; es como si pisáramos con fuerza sobre la cabeza de una persona que ha caído.
Hubiera deseado que se eligiese un medio más condescendiente, sin descuidar las necesidades de la ley. Me gustaría que los medios de comunicación prestaran más atención a esta cuestión.
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