Los Derechos de la Mujer en Islam
La cuestión de los derechos de la mujer ha sido siempre un asunto polémico. Algunos expertos en economía relacionan el crecimiento de ésta con la participación femenina en la producción.
La contribución de las mujeres a ciertas áreas de la vida no está prohibida en el Islam, a condición de que la condición física haya sido tenida en cuenta y sus condiciones laborables sean las más convenientes. Las mujeres han contribuido, en efecto, en cada aspecto de la vida, a lo largo de la historia. Por ejemplo, se les permitió participar en batallas; su educación no fue sólo anhelada por todos, sino también activamente buscada y promovida. Nuestras madres Aisha, Hafsa, y Umm Salama estaban entre los juristas y mujtahids (el más alto rango de erudición y aprendizaje) de los Compañeros. Además, las mujeres que se encontraban en la casa del Profeta eran una fuente de información —no sólo para otras mujeres sino también— para los hombres que aprendían la religión. Muchas personas del Tabiin (la generación que siguió a los Compañeros) consultaron a las mujeres del Profeta.
Esta situación no se limitó tan sólo a las mujeres del Profeta. En los períodos que siguieron, mujeres cualificadas fueron maestras de un gran número de personas. En el Islam no exista tal cosa como es limitar la vida de las mujeres o reducir sus campos de actividad. Aquello que nos parece negativo hoy en día debe ser analizado de acuerdo a las condiciones de la época en la que se desarrollo y a la política de los respectivos estados en los cuales acaeció.
Debería hacerse referencia también a las tradiciones pre-islámicas que en algunas sociedades y regiones han sido conservadas, por las cuales el Islam no debería ser responsable de ninguna falta inherente a ellas. Lo que realmente importa es la consideración de la capacidad física de la mujer y sus condiciones laborables; por ejemplo, ¿deberían ser empleadas en trabajos pesados, como en las minas de carbón? ¿Debería ser obligatorio para ellas realizar servicio militar como los hombres? ¿Deberían ser entrenadas con armamento pesado? Si estos son considerados como necesarios y factibles, no creo que hubiese nadie que discreparía ante ello.
¿Cuál debería ser la posición de mujeres en el ámbito público y que papeles pueden asumir en el mundo de hoy?
Las mujeres pueden asumir cualquier papel. Quizás no sea fácil demostrar esto haciendo referencia a fuentes de hoy en día, pero la experiencia histórica revela que, según Abu Hanifa, mujeres puede ser incluso jueces; Abu Hanifa no habló simplemente para su propia satisfacción y por lo tanto podemos deducir que dichas fuentes conceden este permiso a las mujeres. El Ministerio de Asuntos Religiosos en Turquía ha comenzado una maravillosa política de incorporar a funcionarios femeninos en varios departamentos de modo que las mujeres puedan solicitar cómodamente información. Las mujeres pueden llegar a ser lo que quieran, un soldado o un doctor. Lo más importante es asegurarse que pueden cumplir su fe. Puede haber algunas mujeres que pueden cumplir con su fe mientras están empleadas en el servicio público, mientras que otras en casa, pueden fallar completamente en la observación de su fe.
¿No hay ninguna idea que aboga por que la mujer debería estar encerrada en casa?
No existe tal limitación.
Se dice que existe cierta información en los libros sobre la práctica islámica que presentan a las mujeres como seres inferiores. ¿Está esta perspectiva relacionada con el historicismo?
Las responsabilidades y los campos de actividad para las mujeres han sido diferentes que los de los hombres hasta cierto punto, cuando la condición física es tenida en cuenta; por ejemplo, el trabajo físico pesado y las responsabilidades fuera de la casa recaen en los hombros de los hombres. Durante el tashri (la época del Profeta y los cuatro Califas) y tadvin (el período en el cual los libros y los sistemas de la jurisprudencia fueron constituidos) las interpretaciones se desarrollaron en esta dirección en paralelo con la cultura de la época. No podemos llamar a esto historicismo, quizás es más correcto decir que los aspectos físicos y emocionales particulares tanto en los hombres como en las mujeres fueron examinados, y este examen afectó al resultado.
Pero hay algunas personas que consideran a las mujeres como seres inferiores.
Una mujer es una mujer y un hombre es un hombre; cuando uno de ellos es positivo, el otro es negativo; cuando ellos se unen, forman un todo. No deberíamos examinar el asunto bajo los términos de inferioridad o igualdad. En algunas cuestiones las mujeres están más adelantadas. Por ejemplo, el Profeta indicó el papel principal de las mujeres en algunos de sus refranes, como « el Paraíso está bajo los pies de las madres»; él no dijo una cosa así a los padres. A una persona que le preguntó, « ¿Hacía quien tengo responsabilidades? », él le dijo «A tu madre y luego a tu madre y más tarde a tu madre; más tarde a tu padre». Said Nursi alude a las mujeres, diciendo que son «heroínas de afecto e importantes educadoras». Si a las mujeres se les dice que se detengan en ciertas situaciones, como en « no se supone que vaya a hacer la guardia en el campo de batalla o luchar contra el enemigo con armas» esto no debería ser entendido como una privación de los derechos de una mujer, sino más bien que se intenta protegerla. El Profeta no discriminó en cuanto a esto.
Otra cuestión es que durante el salat —rezos diarios prescritos—, la línea establecida para los hombres está delante de la de las mujeres.
En primer lugar tenemos que recordar que salat es un rezo que requiere pensar tan sólo en Dios, con plena sumisión, como si estuviésemos en Su presencia. La posición de nuestro cuerpo durante el rezo es tan importante como el hecho de que nuestros pensamientos no estén ocupados en nada más que Dios, asegurando una recta dirección y concentración para nuestro corazón y nuestra alma. Teniendo en cuenta estos factores, preguntémonos: ¿por qué podemos no ver algunas realidades?
Pienso que si un hombre distingue a una mujer hermosa incluso durante la circunvalación alrededor de la Kaba , él no puede decir que no sintiera nada. Si tal hombre dice que no lo hizo así, entonces yo le diría «Por favor, Dios todo lo ve, Dios todo lo oye, no vayas a mentir aquí, por favor».
La cuestión del pañuelo para cubrirse la cabeza sigue siendo un problema en Turquía. Hay propuestas para permitir llevar dichos pañuelos cumplida la mayoría de edad. ¿Tiene usted alguna sugerencia para una solución?
Hace tiempo, cuando había tentativas para impedir a los niños estudiar, yo había expresado mis opiniones sobre el pañuelo acercándome a la materia del «usul» (puntos fundamentales) y «furuu» (cuestiones relacionadas con los puntos fundamentales, pero relativamente secundarios en su condición) de la religión. Entonces dije que llevar los pañuelos no era tan crucial como los puntos fundamentales de la creencia y los cinco pilares básicos del Islam, y la gente debería elegir entre el pañuelo y la escuela. Mi opinión acerca de dicha cuestión en aquel entonces es que se debía elegir estudiar. Pensé que este acercamiento era importante para confortar a la gente de diversos estratos sociales y para el futuro de Turquía.
Esto suena a una opinión basada en conjeturas, ¿cuáles son sus verdaderos pensamientos?
Ojala los derechos de la mujer fueran considerados junto con los de la libertad de pensamiento y de expresión, como en los países occidentales. Pienso que si las alteraciones no hubieran afectado a las fuentes fundamentales del cristianismo y si la ropa de las mujeres, como el hábito de una monja, fuese mencionada en sus fuentes actuales, no se opondrían al pañuelo.
Desearía que la gente pudiera observar todos sus deberes religiosos, incluso los secundarios, a condición de que no haya ninguna intervención por parte de la administración y de que ellos son libres por lo que a su conciencia y su religión concierne. En lugar de ampliar el ámbito público—que limita el campo de actividad de la gente— por qué no destacamos los derechos de los individuos y la libertad de conciencia de modo que podamos disponer de oportunidades para la gente que desee vivir tanto los aspectos fundamentales como los secundarios de la su religión. Establecer un grado de libertad para ciertas cosas, hasta llegar a una edad determinada, es un paso positivo. Deje a cada uno hacer lo que le agrade, y sin ninguna limitación. Si la forma y el estilo del pañuelo son percibidos como un símbolo de cierta filosofía o un movimiento, entonces no es necesario insistir en aquellas formas y estilos. Le digo a aquellos pidiéndome consulta sobre esta cuestión que se remitan a la Dirección de Asuntos Religiosos o el Alto Comité de Asuntos Religiosos. Es nuestro deber proteger la reputación de esta institución ya que ellos representan la reputación de la religión. Los parámetros acerca de vestir deberían remitirse a esta institución. Si hay algo que revestido con carestías en su respuesta, notables y metódicos eruditos pueden enviar sus pensamientos a la Dirección y así tales carencias son solucionadas y los errores corregidos.
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