Usted dota de un papel significativo al amor en sus ideas. ¿Podría explicarnos qué significa el amor para usted?
La creencia significa reconocer la realidad tal y como es. Por otra parte, el amor lleva este conocimiento a la práctica en la vida. Aquellos que no creen ni aman son meros cadáveres que carecen de la verdadera vida. La creencia es una de las fuentes más importantes de la acción, un medio de abrazar toda la creación dentro del espíritu, mientras que el amor es el componente más esencial y la incomparable dimensión del verdadero pensamiento humano. Es por eso que aquellos que desean elevarse hasta alcanzar el mundo feliz del futuro próximo deben primero dirigirse al altar de la fe, ascender al púlpito del amor y después transmitir su mensaje de fe y amor a los demás. Para alcanzar su objetivo, no deben olvidar que dicha influencia depende de su moralidad y sus virtudes.
El amor es un elixir que da la vida. La gente vive con amor, se siente feliz gracias a este sentimiento, y también hace feliz a aquellos que están a su alrededor. Dios no ha creado un lazo más fuerte que la cadena de amor que une a la gente. El amor es la esencia de la creación. Debido al amor Él creó todo, y orientó Su relación con la gente y la existencia mediante el placer espiritual de ser Amado. El espíritu es el reino donde el amor se manifiesta, dondequiera que vayamos, siempre permanece en dirección hacia Dios. Por lo tanto, en primer lugar amamos al mismo Dios y debido a ello, amamos y sentimos algo por los demás gracias a Él. Por Sus manifestaciones y favores establecemos un contacto con todo el mundo, les ofrecemos nuestros elogios por Su nombre y promulgamos nuestro amor.
El amor de una persona por los demás y su interés por el ambiente que le rodea, e incluso su capacidad de abrazar toda la existencia con cariño, depende, en cierta manera del descubrimiento y reconocimiento de si mismo, y también depende de ser capaz de sentir su relación con su Creador. Somos conscientes de que los otros poseen las mismas cualidades que nosotros en tal grado que somos capaces de percibirlo y sentimos dicho potencial en nuestro interior. Tanto por nuestra relación con el Creador como por el sentimiento de lealtad al potencial en nuestro interior, una persona percibe, siente, y evalúa cada ser desde una perspectiva diferente. De hecho, aquellos a quien apreciamos y nuestro respeto hacia ellos está estrechamente relacionado con ser conscientes del potencial escondido en cada uno de nosotros. Ampliando el significado del dicho «un creyente es el espejo de otros» — un dicho que, como se cree, pertenece del Profeta Muhammad — podríamos decir incluso que «un ser humano es el espejo de otros».
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