Llamar a la humanidad a la Unidad de Dios
La piedra angular de la Misión Profética es predicar la Unidad Divina. Todos los Profetas se han concentrado en este principio básico: ¡Oh pueblo mío! Venerad a Dios. No tenéis a ninguna otra deidad más que a Él (11:84).
Dios ha enviado al menos un Profeta a cada comunidad. El hecho de que todos ellos, sin tener en cuenta el tiempo o el lugar, convengan en este principio básico demuestra que no hablaron ni actuaron solos; lo único que hicieron fue enseñar el Mensaje recibido de Dios. Los filósofos y los pensadores, no importa qué grandes puedan ser, discrepan entre ellos porque dependen de su propio intelecto y conclusiones. Con frecuencia, la misma escuela filosófica o sociológica contiene diferentes opiniones.
Tal fenómeno es desconocido entre los Profetas, pues así se prueba que un Solo, Eterno Maestro —Dios— les ha enseñado, y que no han sido dirigidos por el razonamiento deficiente del ser humano. Tal unidad de la creencia es una prueba evidente de la Unidad Divina, el principio fundamental de su misión, como fue declarada por Muhammad: «La más meritoria de las palabras dichas por mí y por los Profetas antes de mí es: “No hay ninguna deidad sino Dios, Él es Único, no tiene copartícipe alguno”.»[55]
[55] Imam Malik, Muwatta, «Hayy», 246; Hindi, Kanz al-‘Ummal, 5:73.
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