Los Tabi’un
En muchos de los lugares donde el Corán alaba a los Compañeros, también menciona a las benditas generaciones que siguieron su camino. Por ejemplo:
Los primeros y más destacados (al abrazar el Islam y superar a otros en virtud) entre los Emigrantes y los Ayudantes, y aquellos que les siguieron en devoción haciendo el bien, conscientes de que Dios les está contemplando; Dios se halla complacido con ellos y ellos se encuentran complacidos con Él. Les ha dispuesto Jardines por los cuales discurren ríos donde morarán. Ese es el triunfo supremo (9:100).
Los Tabi’un, ante todo, han de estar entre aquellos que han sido alabados junto a los Compañeros. Como ellos, estaban complacidos con Dios, independientemente de que les enviase algo bueno o malo, bendiciones o infortunios. Conscientes de su servidumbre ante Dios, Le veneraban con profundo respeto y reverencia.
Al igual que los Compañeros, Le amaban y confiaban en Él completamente. El Mensajero les ensalzó, diciendo: «Buenas nuevas para los que me han visto y han creído en mí, y buenas nuevas para los que vieron a los que me vieron».[677]
Los Tabi’un siguieron los pasos de los Compañeros y les mostraron el respeto debido. No sentían rencor ni animadversión alguna contra ningún creyente, y deseaban el bien a todos:
Y todos aquellos que llegan después de ellos (y siguen sus pasos) rezan: «¡Oh nuestro Señor! Perdónanos a nosotros y a nuestros hermanos (y hermanas) en la Religión que nos han precedido en la fe, y no dejes que nuestros corazones alberguen ninguna hostilidad contra ninguno de los creyentes. ¡Oh Señor! Tú eres el Indulgente, el Compasivo (especialmente hacia Tus siervos creyentes)» (59:10).
Tal y como se describe en 9:100, esta bendita generación siguió a los Compañeros haciendo el bien (ihsan). Además de expresar respeto, desear el bien y ser altruista, un hadiz dice que ihsan también significa «venerar a Dios como si Le contemplases. Y si no Le contemplas, sin duda Él te contempla».[678]
Esta generación apareció en una época en que las conspiraciones y la hipocresía causaron un gran conflicto. En esta crítica coyuntura, protegieron, defendieron y practicaron el Islam con profunda conciencia y devoción. Se convirtieron en la referencia de: «¡Oh Señor nuestro! Es en Ti en Quien depositamos nuestra confianza, y es hacia Ti a donde nos dirigimos con la mayor sinceridad y devoción, y a Ti es el retorno» (60:4).
Algunos de ellos realizaban hasta cien rak’as durante las Oraciones nocturnas, recitaban el Corán entero cada dos o tres días, siempre realizaban sus Oraciones obligatorias en congregación en la mezquita, siempre dormían (como Masruq) postrados hacia la Kaba y nunca en la vida se rieron en voz alta.
Uways al-Qarani se le considera generalmente como el más importante de los Tabi’un. A pesar de haber vivido durante la época del Profeta, nunca tuvo oportunidad de verle. Una vez, mientras estaba sentado con sus Compañeros, el Mensajero les aconsejó: «Si veis a Uways al-Qarani, pedidle que rece por vosotros».[679] Durante su califato, ‘Umar preguntaba a los peregrinos yemeníes sobre Uways. Cuando una vez se le encontró entre los peregrinos, ‘Umar le pidió que rezase por él. Molesto por haber sido identificado, Uways no volvió a ser visto otra vez entre la gente hasta que alcanzó el martirio en la Batalla de Siffin luchando a favor de ‘Ali.[680]
Hubieron muchos ilustres Tabi’un, entre los que figuran Masruq ibn al-Ayda, Ata ibn Abi Rabah, Hasan al-Basri, Muhammad ibn Sirin, ‘Ali Zayn al-Abidin, Qasim ibn Muhammad y Muhammad ibn Munkadir, incomparables en conocimiento, piedad y rectitud.
Muhammad ibn Munkadir se le llamaba «al-Bakka» (aquel que lloraba mucho), debido a su temor de Dios. Una vez su madre le dijo: «Hijo mío, si no te conociese desde tu niñez pensaría que lloras por algún pecado. ¿Por qué lloras tanto?». Dijo que lo hacía por su profunda conciencia de la Majestad Divina, por el temor al Día del Juicio Final y el Infierno.[681] Cuando se le preguntó en su lecho de muerte por qué lloraba tanto dijo: «Temo estar incluido en el versículo: Algo les hará frente proveniente de Dios, con lo cual nunca contaron» (39:47).
Masruq ibn al-Ayda veneraba a Dios con gran fervor. Solía dormir postrado ante la Kaba. Cuando le sugirieron durante su última enfermedad que debía acostarse, respondió diciendo: «Por Dios, que si alguien apareciese y me dijese que Dios no me iba a castigar, aún así seguiría rezando con el mismo fervor que antes».[682] Hacía eso porque seguía al Profeta, el cual al ser preguntado por ‘Aisha por qué se cansaba tanto rezando, respondió: «¿Acaso no voy a ser un siervo agradecido?».
Said ibn Jubayr era un alumno de Ibn Abbas. Pasaba los días predicando el Islam y rezaba por las noches. Luchó contra Hayyay en el bando de Abd al-Rahman al-Kindi. Cuando fue capturado, los soldados que le llevaban a presencia de Hayyay pasaron la noche en un monasterio situado en un gran bosque. Said quiso rezar en el bosque. Los soldados le dejaron que lo hiciese, pensando que los animales salvajes lo devorarían. Los soldados le vieron rezar a través de una ventana y vieron cómo los animales salvajes se congregaban alrededor de él para verle también.
Cuando sus captores hicieron uso de la tortura para forzarle a que jurase obediencia a Hayyay, se negó en redondo y dijo: «Estáis en el error, siendo injustos con los descendientes del Profeta. Nunca os juraré lealtad». Antes de ser ejecutado, recitó el versículo que los musulmanes recitan antes de sacrificar a los animales: Torné mi rostro (todo mi ser) con pura fe y sumisión al Creador de los Cielos y de la Tierra con sus características propias y no soy de los que atribuyen copartícipes a Dios (6:79). Cuando apartaron su rostro de la dirección de la Oración, recitó: De Dios son el oriente y el occidente (y por lo tanto toda la Tierra con su oriente y occidente: allá donde estéis, podéis tornaros en Oración hacia Él). Por lo tanto, dondequiera que os volváis, allí está la «Faz» de Dios (2:115). Golpearon su cuello con una espada y sus labios pronunciaron: «No hay más deidad que Dios y Muhammad es el Mensajero de Dios».[683]
Esta fue la gente que recibió las Tradiciones de los Compañeros y las transmitió a las sucesivas generaciones. Entre ellos, los siguientes merecen ser mencionados a fin de conocer más de cerca esa bendita generación:
Said Ibn al-Musayyib, el tradicionista, jurista e intérprete coránico más famoso de los Tabi’un, nació en el 15º año de la Hégira. Conoció a la mayoría de los Compañeros, incluidos ‘Umar, ‘Uzman y ‘Ali. Said era conocido por su reflexión y memoria, además de su piedad, rectitud y gran devoción. Estas características hicieron que se le considerase el mayor tradicionista de su época.
A la temprana edad de 20 años, Said empezó a dar opiniones y emitir veredictos legales, tal y como Hasan al-Basri hizo en Basora. Los Compañeros le admiraban muchísimo. Abdullah ibn ‘Umar hizo una vez la siguiente observación: «Si el Mensajero hubiese visto a ese joven, le habría agradado mucho».[684]
Era extremadamente cuidadoso en realizar sus Oraciones diarias en congregación en la mezquita. Solía decir: «Siempre he pronunciado el takbir inicial de la Oración justo después del imán durante cincuenta años».[685] No descuidaba ningún aspecto de la Sunna. Una vez estaba enfermo y los médicos le aconsejaron que pasase en el valle de Aqiq un mes, a lo que objetó lo siguiente: «Entonces, ¿cómo podré acudir a rezar las Oraciones de la noche y el alba?». No le satisfacía hacer las Oraciones prescritas en otro lugar que no sea la Mezquita del Profeta.[686]
No juró lealtad al Califa Walid. A pesar de que Hisham, el gobernador de Medina, hizo que se le apalease diariamente hasta que el palo se rompió, Said no cedió. Cuando sus amigos, como Masruq y Tawus, le aconsejaron que diese un consentimiento oral al califato de Walid para que dejasen de apalearle, respondió: «La gente hace lo que hacemos. Si lo consentimos, ¿cómo vamos a explicárselo?».[687]
Said se casó con la hija de Abu Huraira para estar más cerca de éste y para mejorar su conocimiento y comprensión de las Tradiciones de Abu Huraira. Cuando el Califa Abd al-Malik apeló a él para que su hijo Hisham se pudiese casar con la hija de Said, rehusó y, ante las crecientes presiones y amenazas, ofreció su hija a Ibn Abi Wada, que vivía en la madrasa.[688]
Imam Shafí consideraba todas las Tradiciones de Said incuestionablemente auténticas, aunque no se mencionase el Compañero de quien había recibido la Tradición. Esto significa que para Imam Shafí, Said tenía el mismo rango que los Compañeros en conocimiento y en narración de Tradiciones proféticas. Entre los que recibieron narraciones de él, caben destacar Ata ibn Abi Rabah, Qatada, Muhammad al-Baqir (el bisnieto de ‘Ali), Zuhri y Yahya ibn Said al-Ansari.
Alqama ibn Qays al-Naja’i. Durante la época de los Tabi’un, Basora fue honrada particularmente por Hasan al-Basri; Yemen por Tawus ibn Qaysan; Medina por Said ibn al-Musayyib; y Kufa por Alqama ibn Qays al-Naja’i. Kufa fue iluminada primero por Abdullah ibn Masud durante el califato de ‘Umar; y luego, directamente por ‘Ali, cuando trasladó ahí la sede del califato. Esto proporcionó a Alqama una espléndida oportunidad para encontrarse con muchos Compañeros y aprender de primera mano sobre la vida del Mensajero y sus Tradiciones.
Alqama es el fundador de la escuela de ciencias religiosas de Kufa. Los que vieron a Alqama se acordaban de Abdullah ibn Masud, ya que siguió los pasos de aquél en la Oración, la conducta y la práctica del Islam. Amr ibn Shurahbil, que era uno de los grandes eruditos que trasmitió narraciones de Alqama, solía decir a los que le rodeaban: «Vamos a ver a quien más se parece a Ibn Masud en conducta y actitud».[689] Ibn Masud representaba totalmente al Mensajero. Del mismo modo que al Mensajero le gustaba escuchar a Ibn Masud recitar el Corán, a Ibn Masud le gustaba escuchar a Alqama.[690]
Imam Abu Hanifa, generalmente considerado como el mayor jurista musulmán y hombre famoso por su piedad y austeridad, admiraba a Alqama tanto que decía: «Alqama tal vez sea más profundo en [conocimiento de] las Tradiciones y la jurisprudencia que algunos Compañeros».
Un día alguien llegó ante Alqama y le insultó gravemente. El ilustre erudito no mostró indignación alguna y, después de que el hombre hubiese acabado, recitó el siguiente versículo: Y aquellos que afrentan a los creyentes y a las creyentes sin que hayan hecho algo malo para merecerlo, sin duda se han cargado con una calumnia y un flagrante pecado (33:58). El hombre replicó: «¿Eres un creyente?». Alqama respondió con humildad: «Eso espero».[691]
Alqama luchó contra la falsedad en su tiempo, y no obedeció a los desviados administradores omeyas. Al haber recibido Tradiciones de cientos de Compañeros, muchos y destacados personajes de su generación y de las que la sucedieron narraron lo transmitido por él. Alqama formó a los más ilustres eruditos de la escuela de Kufa, tales como Aswad ibn Yazid al-Naja’i, Ibrahim al-Najai y Hammad ibn Abi Sulayman, proporcionando a Kufa un ambiente propicio para la aparición de Sufyan al-Zawri, Abu Hanifa y otros.
El padre de Urwa ibn Zubayr ibn al-Awwam fue uno de los diez Compañeros a los que se les prometió el Paraíso en vida. La abuela de Urwa era Safiyya, la tía paterna del Profeta, y su madre era Asma bint Abu Bakr, la cual pasó gran parte de su vida con ‘Aisha. Urwa puede considerarse discípulo de su tía ‘Aisha. También fue enseñado por Said ibn al-Musayyib, que tenía siete u ocho años más que él.
Urwa fue uno de los siete grandes juristas de su época. Transmitió la gran parte de las Tradiciones narradas por ‘Aisha. También recibió Tradiciones de ‘Ali, ‘Umar, Ibn Abbas, Abu Ayyub al-Ansari y otros muchos Compañeros. Muchos ilustres personajes de sucesivas generaciones narraron lo trasmitido por él, entre los que cabe destacar Qatada ibn Diama, Ibn Shihab al-Zuhri, Yahya ibn Said al-Ansari y Zayd ibn Aslam.
Tal y como sus contemporáneos, Urwa era extremadamente piadoso. Una vez, uno de sus pies se gangrenó y tuvo que ser amputado. Mientras le era amputado con una sierra no se quejó, sólo dijo: ... pues hemos soportado mucha fatiga en éste nuestro viaje (18:62).
Después de que uno de sus cuatro hijos murió, alzó sus manos ante la Kaba y glorificó a Dios diciendo: «Oh Dios, me has dado cuatro miembros, dos brazos, dos pies y cuatro hijos. Has tomado uno de cada grupo y me has dejado los otros tres. ¡Mil gracias a Ti!».[692] Ciertamente, Urwa estaba incluido en el significado de: Dios está complacido con ellos, y ellos con Él (98:8).
Muhammad ibn Muslim ibn Shihab al-Zuhri, conocido como Ibn Shihab al-Zuhri, narró una cuarta parte de las Tradiciones proféticas provenientes de los Tabi’un. Su padre, Muslim, luchó contra los omeyas, en particular contra Hayyay. Como resultado, el gobierno omeya lo tenía bajo vigilancia. Él, al contrario de lo que se alegaba, nunca dio su apoyo a los omeyas.
Como otros que fueron honrados por Dios como dignos narradores de Tradiciones proféticas, Ibn Shibab al-Zuhri tenía una extraordinaria memoria. Memorizó el Corán antes de cumplir los 7 años (lo hizo en ocho días). Cuando cumplió los 18 años de edad, empezó a ejercer iytihad (proporcionar resoluciones en materia islámica legal o religiosa en base a principios establecidos por el Corán y la Sunna). Nunca olvidó nada: «No he traicionado nada de lo que Dios puso a mi cargo en mi corazón».[693]
Ibn Shihab al-Zuhri recibió su primera educación de Said ibn al-Musayyib, el cual le enseñó durante ocho años. También fue instruido por Ubaydullah ibn Abdullah ibn Utba, uno de los siete juristas más importantes de la época. Su vida estaba íntegramente dedicada al hadiz: «He ido y venido entre Hiyaz y Damasco durante cuarenta años sólo por el hadiz».[694]
Hubo quien le acusó de adular a los omeyas. Esta mentira se contradice con los hechos históricos. Es verdad que fue el tutor de los hijos del Califa Hisham. Sin embargo, esto no es una falta y no significa que apoyase a los omeyas. De hecho, debería de ser alabado por intentar guiar hacia la verdad a los futuros gobernantes de los musulmanes.
En su primer encuentro con Ibn Shihab al-Zuhri, el Califa Abd al-Malik le recordó que su padre apoyó a Abdullah ibn Zubayr en su disputa con los omeyas durante muchos años. Pero Ibn Shihab al-Zuhri nunca tuvo miedo de decirle la verdad a los gobernantes omeyas. Algunos omeyas afirmaban que ‘Ali era a quien se refería en el siguiente versículo:
Sin duda aquellos que inventaron y levantaron la calumnia (contra ‘Aisha, la esposa del Mensajero) son un grupo de entre vosotros. Sin embargo, no consideréis este incidente un mal para vosotros; más bien, es bueno para vosotros. (En cuanto a los calumniadores,) cada uno de ellos ha acumulado pecado en proporción con su parte en esta culpa, y él que tiene la mayor parte en ella sufrirá un inmenso castigo (24:11).(Este versículo fue revelado cuando ‘Aisha fue calumniada.)
Esta fue una gran mentira contra ‘Ali. Ibn Shihab al-Zuhri dijo abiertamente ante un tribunal omeya que dicho versículo se refería a Abdullah ibn Ubayy ibn Salul, el líder de los hipócritas de Medina. Cuando el Califa frunció el ceño, Ibn Shihab al-Zuhri replicó: «¡Que te quedes sin padre! Juro por Dios que aunque un heraldo proveniente del cielo anunciase que Dios permite mentir, no mentiría bajo ningún concepto».[695]
A pesar de que Ibn Shihab al-Zuhri defendiese a ‘Ali ante los omeyas, fue acusado de inventarse Tradiciones en favor de los omeyas por Ya’qubi, un historiador chiíta. Abu Yafar al-Iskafi, otro historiador chiíta, hizo la misma imputación respecto a Abu Huraira. Según la falsa versión de Ya’qubi, el Califa Abd al-Malik hizo que se restaurase la mezquita de al-Aqsa de Jerusalén para que los musulmanes lo circunvalaran en vez de hacerlo con la Kaba. Le pidió a Ibn Shihab al-Zuhri que se inventase una Tradición a tal efecto, lo cual (según se asevera) hizo: «No vale la pena viajar —para rezar— excepto a las tres mezquitas: La Mezquita de al-Haram, la Mezquita de al-Aqsa y ésta mi Mezquita —en Medina—».
Con anterioridad en este libro, he sostenido la autenticidad de esta Tradición. De hecho, Ya’qubi se ha puesto abiertamente en ridículo con tan irrazonable versión, ya que:
- Ningún libro de historia judío, cristiano o musulmán ha dejado constancia de que la Mezquita de al-Aqsa’ fuese circunvalada como lo es la Kaba.
- El Corán la ensalza y los musulmanes por lo tanto la veneran, no necesita de una Tradición inventada para asegurar su veneración.
- El Califa Abd al-Malik, el Califa ‘Umar, Nur al-Din al-Zangi y Salahaddin Ayyubi hicieron que fuese restaurada.
- Ibn Shihab al-Zuhri no pudo haberse encontrado con Abd al-Malik durante su reinado y haber inventado un hadiz para él durante una época en que su propio padre (junto a Abdullah ibn Zubayr) luchaban contra dicho Califa.
- Ibn Shihab al-Zuhri no era un famoso tradicionista en su época. Empezó a reunir Tradiciones de modo formal durante el califato de ‘Umar ibn Abd al-Aziz.
- Abd al-Malik no era el tipo de persona que llevaría a cabo un fraude tan absurdo; ya que antes de su califato era muy piadoso, una autoridad en Tradiciones y bastante familiarizado con los eruditos de su generación. A pesar de que no tuvo éxito, como Califa, en mantener su reputación de piedad entre los eruditos no podría haberse rebajado tanto como para inventar un hadiz.
A pesar de lo absurdo que es, Goldziher emplea el relato de Ya’qubi para difamar a Ibn Shihab al-Zuhri, el primer compilador formal de Tradiciones y narrador de una cuarta parte de las mismas. «Modernos» investigadores del mundo islámico de hoy tales como Ahmad Amin, ‘Ali Hasan Abd al-Qadir y Abu Rayya, portavoces de los orientalistas, repiten las mismas aseveraciones.
La ciencia del Hadiz está fundada sobre los pilares más sólidos y seguros, y sus fuentes originales están ahí para todo aquel que quiera estudiarlas. Goldziher y sus seguidores, por otro lado, se basan en libros folclóricos y poéticos, como Iqd al-Farid y Al-Aghani (Canciones) y libros que tratan de animales como Kitab al-Hayawan. Esos libros y otros similares no tienen nada que ver con el Hadiz ni poseen enfoque científico alguno.
Ibn Shihab al-Zuhri es una de las mayores autoridades en Hadiz. Destacados expertos en Hadiz, como Ibn al-Madini, Ibn Hibban, Abu Jatim, Hafiz al-Zahabi e Ibn Hayar al-Asqalani, están de acuerdo sobre su indisputable autoridad. Recibió Tradiciones de muchos Compañeros, y muchos eruditos de la primera y segunda generación tras los Compañeros narraron a través de él.
Entre los Tabi’un, hay muchos otros dignos de ser mencionados, como Aswad ibn Yazid al-Najai, Nafi (que enseñó a Imam Malik, fundador de la escuela jurídica malikí) y Tawus ibn Qaysan, que no durmió durante cuarenta años entre las Oraciones de la noche y el alba. Sin embargo, el ámbito de este libro no me permite profundizar más al respecto.
[677] Hakim, «Mustadrak», 4:86; Hayzami, Majma‘, 10:20; Hindi, Kanz al-‘Ummal, 11:530.
[678] Bujari, «Tafsir», 31/2; Abu Dawud, «Sunna», 16; Muslim, «Iman», 5-7.
[679] Muslim, «Fada’il al-Sahaba», 223-24.
[680] Ibíd.
[681] Abu Nuaym, «Hilya», 3:146.
[682] Ibn al-Jawzi, Sifat al-Safwa, 3:15.
[683] Abu Nuaym, «Hilya», 4:291-5; Ibn Kazir, Al-Bidaya, 9:117.
[684] M. Ayyay al-Jatib, Al-Sunna qabl al-Tadwin, 485.
[685] Abu Nuaym, «Hilya», 1:163.
[686] Ibíd, 2:172.
[687] Ibn Sad, «Tabaqat», 5:126.
[688] Ibíd., 5:138; Zahabi, Siyar A‘lam al-Nubala’, 4:234.
[689] Ibn Sad, 6:86; Abu Nuaym, 2:98.
[690] Ibn Sad, 6:90-91.
[691] Ibíd., 6:86; Abu Nuaym, 2:100.
[692] Abu Nuaym, 2:179.
[693] Ibíd, 3:364; Zahabi, Tazkirat al-Huffaz, 1:109.
[694] Ibn Kazir, 9:375.
[695] M. Ayyay al-Jatib, Al-Sunna qabl al-Tadwin, 509-10.
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