«Confío en la Belleza de la Constitución del Género Humano»

Respetada Santidad:

Os traemos los saludos más sinceros de la gente de la tierra que se conoce como la cuna de las tres grandes religiones, una gente que conoce perfectamente nuestra sagrada misión de convertir en un lugar mejor el mundo en que vivimos. Queremos también agradeceros, desde lo más profundo de nuestro corazón, que nos hayáis concedido esta audiencia y dedicado parte de vuestro tiempo a pesar de vuestra, sin duda, más que apretada agenda.

Estamos aquí para ser la parte musulmana en la continuada misión del Concilio Pontificio para el Diálogo Interreligioso (PCID)[1] establecido por Su Santidad el Papa Pablo VI. Es nuestro deseo ver que esta misión se realice. Venimos con toda humildad, aunque también con cierta audacia, para ofrecer nuestra modesta aportación en la ejecución de esta noble tarea.

El Islam ha sido una religión mal comprendida y los musulmanes tienen gran culpa de ello. Un esfuerzo denodado en la tribuna apropiada puede servir de gran ayuda para poner fin a este malentendido. El mundo musulmán daría la bienvenida a la oportunidad de tener un diálogo que sirviese para erradicar la incomprensión que existe desde hace siglos sobre el Islam.

En varias ocasiones, la humanidad ha rechazado la religión en nombre de la ciencia y negado la ciencia en nombre de la religión, aduciendo que ambas tienen perspectivas contradictorias. Todo el conocimiento pertenece a Dios y la religión es de Dios. ¿Cómo es entonces posible que estén en conflicto? Teniendo presente este objetivo, los esfuerzos conjuntos, en un diálogo interreligioso que mejore la comprensión y la tolerancia entre la gente, pueden tener grandes repercusiones.

En nuestro país hace ya tiempo que hemos establecido un diálogo con los dirigentes de varias confesiones cristianas. Y podemos declarar con toda humildad que estos modestos esfuerzos no han sido en vano. Nuestro objetivo es establecer vínculos de hermandad entre los creyentes de las tres grandes religiones valiéndonos de la tolerancia y la comprensión. Al reunirnos podremos alzarnos ante esas almas descarriadas y todos esos escépticos actuando de rompeolas, de barreras si lo preferís, ante todos aquellos que quieren que el llamado choque de civilizaciones se convierta en realidad.

El año pasado celebramos un simposio sobre la paz y la tolerancia entre civilizaciones al que asistieron eruditos internacionales de cierto prestigio. Animados por el éxito de este esfuerzo, nos gustaría intentar repetir dicho acontecimiento. En estos momentos estamos en el proceso de organizar una conferencia sobre diálogo interreligioso con el propósito de fortalecer los vínculos entre los seguidores de las tres grandes religiones; un acontecimiento en el que esperamos que el Vaticano esté presente.

Estaríamos encantados y muy honrados si tuvierais la gentileza de aceptar la invitación que os hace el Sr. Demirel[2] para visitar nuestro país a fin de que Su Santidad pueda ver los santos lugares de Turquía. El pueblo de Anatolia espera con impaciencia la posibilidad de mostrar su hospitalidad y de daros una cálida bienvenida. Tras hablar sobre ello con los dirigentes palestinos hemos podido obtener una invitación para hacer una visita conjunta a Jerusalén; una visita que bien pudiera ser un paso importante hacia la proclamación de esa sagrada ciudad como zona internacional; un lugar al que cristianos, judíos y musulmanes pudiesen visitar sin ningún tipo de restricciones, sin tan siquiera necesitar una visa.

Quisiéramos también proponer la celebración de una serie de conferencias que se celebrarían en varias capitales del mundo de forma rotatoria; la primera tendría lugar en Washington D.C., con la colaboración de líderes de las tres grandes creencias. La convocatoria de la segunda ronda de conferencias podría hacerse coincidir con el 2.000 aniversario del nacimiento de Cristo.

Un programa de intercambio de estudiantes podría ser también beneficioso. Hacer que jóvenes creyentes estudien juntos propiciará el afecto mutuo. Y dentro de este marco de un programa de intercambio de estudiantes, se podría establecer una facultad de estudios religiosos en Harran, en la provincia de Urfa, lugar conocido como el del nacimiento del profeta Abraham, el padre reconocido de las tres grandes religiones. Este objetivo podría conseguirse con la expansión de los programas de la Universidad de Harran o mediante el establecimiento de una universidad independiente con un plan de estudios integral que satisfaga las necesidades de las tres creencias. Esto último podría ser problemático por los obstáculos que surgirían de las políticas estatales.

Es posible que los programas sugeridos parezcan demasiado ambiciosos, pero su consecución es posible. En el mundo hay dos tipos de personas: los conformistas y los inconformistas. Los conformistas intentan adaptarse a lo que ocurre en la sociedad. Los inconformistas, por otra parte, intentan adaptar la sociedad a los valores perennes y a los nuevos desarrollos que estiman favorables. En consecuencia, todos los avances de la sociedad se deben a la gente inconformista. Gracias a Dios por las personas inconformistas.

M. Fethullah Gülen,
El siervo humilde de Dios

* Esta es la carta que Gülen entregó al Papa Juan Pablo II en su histórica visita al Vaticano el 8 de Febrero de 1998.
[1] Pontifical Council for Interreligious Dialogue.
[2] Süleyman Demirel (n. 1924): Octavo Presidente de Turquía.
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